¿Han enviado o recibido encomiendas literarias?
Yo recibí una, la más bella. Un paquete viajero que inició su recorrido en Madrid (España) y llegó a su hogar en Medellín (Colombia).
Un envoltorio con libros comprados amorosamente en la librería más antigua de Madrid: Pérgamo, una hermosa bolsa de lona, dos libros publicados por plumas muy amadas, y postales de mi amigo con sus palabras escritas narrando la travesía por la librería, por la ciudad, el encuentro con los libros, la conversación con el librero, reflexiones sobre escritoras y escritores leídos, apreciados.

Cuando un ser querido nos da a leer un libro, es a él a quien ante todo buscamos en las líneas, sus gustos, las razones que lo han impulsado a poner ese libro en nuestras manos, los signos de una fraternidad. Después el texto nos arrastra y nos olvidamos de quien nos lanzó a él; en esto consiste justamente toda la potencia de una obra, en barrer también esta misma contingencia. Sin embargo, con el paso de los años, sucede que la evocación de un texto trae el recuerdo de otro, y entonces algunos títulos vuelven a ser rostros. — Daniel Pennac, Como una novela
Los libros son objetos bellos y valiosos en sí mismos, pero se vuelven memorables cuando tienen una historia que los acompañan, cuando podemos asociarlos a personas, situaciones o historias especiales, eso los reviste de un cariz de trascendencia.

Queridas y queridos,
¿Ustedes a quién desearían enviarle una encomienda literaria?
¿Qué libros enviarían?
¿Qué objetos de valor emocional agregarían en la encomienda?
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