[auto] conocimiento: poesía interior

Algunos días pueden ser introspectivos. Momentos para mirarnos de frente, a nosotros mismos. Tiempos para pensarnos, interpelarnos, preguntarnos. Esos días suelen ser muy bellos: luminosos.

Facundo Cabral, el espléndido cantautor, poeta, escritor y filósofo argentino, tiene un texto muy potente llamado Levántate y Anda. Es un escrito que nos invita a celebrar el amor por nosotros mismos y por los otros. Nos inspira a crecer y expandirnos. Nos invita a que hagamos que el viaje valga la pena —la vida y el amor son poesía—

Les comparto algunos fragmentos de ese hermoso texto. Enciendan una vela, sírvanse una taza de té, respiren profundo y déjense envolver por las palabras de Cabral.

[sortilegio]

Levántate y anda. Deja la cama donde te duermes con la multitud y sal a caminar por ti mismo, es decir, por lo único verdadero, es decir, por la vida, entonces despierto bendecirás a todos con tu alegría. Deja la parasitaria tribuna y entra a la cancha a jugar tu partido, deja de complicarte y complicar. Detente y comprobarás que el sentido de la vida está en ella misma. Puedes llamar a cada cosa como quieras, pero todas las cosas, principalmente las que ni vemos, ni siquiera sospechamos, conforman este luminoso misterio que llamamos vida. […]

Las viejas voces de tu interior no te dejan oír las voces nuevas que te llegan del exterior en el presente, que es todo lo que hay. Y solo cuando hay silencio interior se pueden oír las voces del exterior. Solo en la quietud se puede sentir al eterno movimiento que nos rodea. Solo en la quietud comprobarás que la hierba, es decir, la vida, crece constantemente y tú eres parte de esa evolución, aunque no hagas nada, y solo tienes que entregarte para tener conciencia de este hacer sin hacedor, entonces te refrescará la espontaneidad. […]

Vive el momento, entonces todo momento será una celebración, sin objetivos ni metas que te turban con ansiedades que te enferman porque te distraen del presente, que te hacen perder el tiempo con el futuro que nunca alcanzarás, es decir, que es una ilusión más, es decir, un lento suicidio. Como el pasado son solo ecos que enferman a tu memoria, que te encadenan a lo que ya no es. Este momento es la única verdad y vivirlo te aliviana, te purifica, te cura, te fortalece, es decir, te alegra y la alegría te vuelve la inocencia, es decir, la divinidad de la que te distrajeron las órdenes culturales, las costumbres que aceptaste sin preguntas. […]

Es la hora de la razón y la razón de nacer es vivir. Y solo se puede vivir en plenitud haciendo lo que se ama para vivir en un constante goce. Cantar hasta convertirse en el canto. Bailar hasta desaparecer en la danza, hasta convertirse en la danza. Encender la hoguera del amor hasta convertirnos en el mismísimo fuego. El tesoro más grande que llevas dentro es el amor, que te lleva graciosamente de lo humano a lo divino. Pero para encontrarlo debes conocerte y para eso debes ser honesto contigo mismo y para eso debes estar despierto, atento a la pequeña voz que te llega desde lo más profundo, no a los gritos de la multitud que te rodea. Libre de los que en nombre del amor quieren encadenarte a su hastío, a sus tediosas reiteraciones. Apártate para crecerte en la meditación y te asombrará comprobar todo el amor que contienes, tanto que puedes aggiornar a todo lo que te rodea porque el amor es vida, expansión, no compromiso, ni deber, ni obligación sino celebración, y toda celebración libera, por eso es imposible que haya amor sin libertad. […]

La vida es un verbo, no un nombre, por eso no es vida, es vivir. Por eso no es amor, es amar. Por eso no es canción sino cantar. Escuché en Jerusalén: “la oración se transforma en canción y ésta en el cantar de los cantares”.

Algo acabado, definitivo, es algo muerto y la vida es movimiento constante, por eso no hay puntos finales solo etapas, estados o lugares donde descansamos un rato. Solo un rato porque la vida vuelve a empujarnos hacia sus caminos que son infinitos.

El amor es luz, por eso no puede detenerse en las sombras del que no se conoce. Cómo te verá el amor si no te has visto. Cuando desbordes felicidad llegará el amor, que exige tierra fértil porque su deber es alimentar a la vida, no entretener a los aburridos.

Exiges que todos sean perfectos, fracaso seguro porque te exiges la perfección, no la felicidad que es la que llama al amor, que es perfecto en sí mismo. La idea de la perfección ha envenenado a mucha gente desde hace muchos siglos. Vive aquí y ahora, no pienses en la perfección que siempre es mañana, es decir, nunca. No te distraigas del jardín, del ahora mismo. Y mañana, es decir, uno de los ahora mismos que vendrán, tendrá flores entonces será fácilmente bello y generoso como las flores. Olvida la periferia y entra a tu templo, es decir, a ti mismo, entonces sabrás quién eres y entonces sabrás qué quieres y para qué.

El amor no es una relación, es una expansión porque cada uno debe hacerse cargo de sí mismo. Podemos hacer cosas con los demás, pero no hacernos cargo de los demás ni debilitarnos permitiendo que los demás se ocupen de uno. Tu vida está en tus manos, tú decides ser feliz o infeliz, decisión que seguramente influenciará a los demás. Si vas de tus raíces, que es tu biología, a tu vuelo que es tu conciencia, siempre darás amor porque ya hiciste de ti un hombre libre y feliz. Pero qué podrías dar si no te diste nada. Y que no haya flores en tu jardín confirma que todavía no llegaste a la primavera.

No escapes de la soledad porque por ella te conocerás. Es más, te guste o no después de cada experiencia volverá. Y es el mejor espejo para que sepas quién eres, algo grande al que no engañarán tus pequeñeces. Y la soledad no es triste, es profunda porque te lleva al centro de tu ser, al que muy pocos se animan. La soledad, el único estado en el que puedes sentir totalidad de la libertad. La soledad cuya consecuencia es el verdadero amor que no es posesivo, como la meditación aparece sin esfuerzo. No escapes de tu reino que es la soledad. No dejes tu mayor tesoro, entonces no dependerás de nadie y podrás beneficiar a cualquiera.

Relájate, es el primer paso para el vuelo, el paso anterior a la iluminación y comienza a relajarte desde la superficie porque ahí es donde estás. Después relaja tus reacciones, tus actitudes, cada vez más lento hasta llegar a la quietud, pero hazlo tranquilo, sin prisa porque tienes a la eternidad por delante.

Lo que no has vivido no te dejará en paz hasta que lo vivas, es más, cada día será más pesado. Y lo no vivido te hace temer lo que vendrá, por eso tu presente es un insoportable conflicto. Detente y mira, toda la existencia baila alrededor tuyo, y puede bailar porque está relajada, por eso el universo se expande constantemente. Piensa que naciste para vivir algo que nadie puede hacer por ti. Entonces, cómo puedes perder este tiempo precioso abandonándote, complicándote con los demás. Y si tomas conciencia de esto comenzarás a relajarte solo. Hasta caminarás más lento, entonces verás más y te escucharán todas las partes de tu cuerpo al que ya no volverás a reprimir, es decir, empobrecer y enfermar. Si dices lo que nunca te animaste a decir, hasta lo que no tiene sentido, comenzarás a sacar la basura que la sociedad te metió en la cabeza, entonces comenzará el silencio en ella. Lo que quiere decir que vivirás cada cosa y cada acto como por primera vez, como el más pequeño de los niños y para esto solo tienes que estar atento a lo que sucede dentro tuyo como estás atento al tránsito de automóviles antes de cruzar una calle. Es decir, solo tienes que dejar la inconciencia para entrar en la conciencia. Ningún esfuerzo, solo relajarse para llegar a la iluminación que es una silenciosa y constante lluvia de flores. Y la iluminación llega sola, como el amor, pero para eso debes estar siempre atento, es decir, libre de todo lo que no seas tú mismo, consciente de lo que te sucede, sin buscar porque la búsqueda te pone tenso, atento a una sola cosa, lo que trae ansiedad que aleja la iluminación. Debes estar tan relajado que los demás piensen que no estás. Y en ese silencio te darás cuenta que tu alma siempre está iluminada. Entonces tu vida será una maravillosa canción, como la mía.

No ensombrezcas a tu cabeza que enfermará tu cuerpo con la disciplina, con el rigor, que como toda obligación solo traen cansancio y hastío, y solo relajado se entra a la verdadera vida. Escúchate, la iluminación está en lo más profundo de tu ser, no obstruyas a tu inteligencia con el esfuerzo. Y cuando te ilumines todo se iluminará a tu alrededor, entonces comprenderás que la vida es una fiesta, y que lo que llamamos problemas son lecciones, y que todo es por algo porque nada está afuera del todo. Es decir, que cuando veas muy adentro verás muy afuera, tanto que verás adentro de las cosas que te rodean, entonces naturalmente calmarás y hasta curarás. […]

Recuerda, el buscador es lo buscado, el conocedor es lo conocido, entonces la iluminación eres tú. Solo tienes que darte cuenta y para esto debes librarte de lo que te distrae de ti, es decir, de lo que te rodea, entonces la única religión es tu propia naturaleza como la religión del fuego es ser caliente y la del agua ser blanda y la del zorro ser astuto. Detente, pero para profundizar como un sabio no para abandonarte como un vago. Detente para iluminarte, no para empobrecerte. Detente para tomar conciencia del todo, no para separarte, lo que además es imposible. Detente ahora para que tenga más calidad tu accionar de mañana. Detente para adueñarte de ti, entonces ya no podrán manipularte los demás. Y de la observación renacerá tu espontaneidad que refrescarán todos tus actos, que iluminarán a los que te rodean. No pierdas el tiempo con la fotografía que guarda lo muerto ni con el espejo que es solo una repetición, que tu mente no funcione como una cámara fotográfica sino como un radar, atento a las infinitas propuestas de la vida, entonces desbordará fuego, es decir, amor que solo puede suceder cuanto te conoces porque de lo contrario ¿con quién estará el otro? Pero el amor no es solo relacionarte con el otro, con los otros, es un estado luminoso del ser. Tan pleno que se basta a sí mismo. Es más que enamorarse, es tener conciencia que uno es el mismísimo amor. Eso es realmente estar enamorado, es decir, en brazos del amor, es decir, en brazos de uno mismo. Y la antítesis del amor es el miedo que te condena a una reiteración constante, y el odio es el amor mal entendido, una manera insalubre y vergonzosa de amar. El amor te crece y el miedo te empequeñece. El amor abre todas las puertas y el miedo las cierra. El amor confía, el miedo duda. El miedo es el infierno ahora mismo y el amor es el paraíso siempre.

Es más digno que saltes al vacío, es decir, que te entregues a la aventura, a que te maten lentamente creencias heredadas, es decir, muertas. Y esa entrega a la vida es el punto más alto del amor, que es mi religión. El arte es el fruto más apreciado del amor.

Medita, busca tu centro que es el que te comunica con el universo. Profundízate y llegarás más lejos, a cuanto más adentro más afuera. Y deja que tu cuerpo se manifieste, es decir, baila, canta, haz el amor que es una manera de cantar y bailar a la vez, de comunicarte directamente con la vida, es decir, con Dios. Escucha todos los pájaros y reverencia a todas las montañas. Excítate en la selva y deja que los ríos te lleven a los mares que entre muchas maravillas tienen islas maravillosas. En una de ellas descansan Gauguin y Brel que quiso quedarse a su lado por la eternidad. En otra decidí nacer de nuevo, es decir, ser otra persona y lo conseguí. En otra me esperan constantemente. […]

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2 respuestas a «[auto] conocimiento: poesía interior»

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    María Fernanda Hurtado Pineda
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